Porsche 930

turbo

Olvídate de coches modernos llenos de sensores, pantallitas táctiles, asistentes, radares, cámaras de culo y demás pollas en vinagre que solo sirven para que te olvides de lo que es verdaderamente conducir.
Este Porsche 930 Turbo 3.3 de 1979 viene con cero extras, cero electrónica y cero ayudas, contamina y mucho, y a gustito que nos quedamos con no cumplir la agenda 2030 del perro S. y la Úrsula Vonderpollas.
Aquí no hay AIRBAGS, ni control de tracción, ni ABS, ni retrovisores eléctricos, ni asientos calefactables, ni “modo confort”.
Aquí lo único que calienta es tu alma cuando sopla el turbo. Es conducción pura, animalesca, salvaje, de las que ya no se fabrican.
Un coche que no te protege: te respeta si tú lo respetas.
Un coche que no te avisa si te vas a hostiar.
Los que sabéis de lo que hablo; el widowmaker (creador de viudas), no seáis bobos, no os caséis y gozad de esta perra que te va a consumir mucho menos que ese xoxo que ahora te alaga pero en año y medio no, y que de cada vez más se va a parecer a su madre, ésta NUEVE TREINTA lleva 46 años siendo la diosa del olimpo y lo será eternamente.
Este 930 es lo que debería ser cualquier coche:
motor, turbo y dos manos agarrando el volante como Dios manda.
Nada de tonterías electrónicas.
Nada de sujeciones artificiales.
Nada de comodidades para blanditos.
Aquí subes al coche y lo primero que notas es que tú mandas… pero él decide.
Si quieres un coche que aparque solo, búscate un SUV híbrido para mamás.
Si quieres un coche que te hable, píllate un Tesla.
Si quieres un coche que te haga sentir vivo, que huela a gasolina, que suene a misil, que te ponga cachondo solo con mirarlo… Entonces este Porsche 930 Turbo, limpio, básico y sin chorradas modernas, es tu nueva religión.